¿Quiénes de nosotros no han perdido a un ser querido? Me atrevo a decir que todos, pero ¿Cuántos de nosotros, hemos tratado de prepararnos para un momento de esos?


Todos en la escuela aprendemos el proceso de la vida: nacer, crecer, reproducirse y morir, enfoquémonos en ésta última; debemos tomar en cuenta lo que conlleva.

Un ser querido es de gran significado en nuestra vida, de ahí que al darnos cuenta que ha muerto no creemos que sea cierto hasta que lo veamos por nosotros mismos. Vivimos un tiempo de luto, lloramos, recordamos a esa persona especial. Pero hay quienes no logran superar una perdida como esta, en mucho tiempo.

Entonces, si bien sabemos que la muerte no distingue género, edad, raza, religión, cultura, absolutamente nada, lo único que se necesita es estar vivo.


¿Qué es lo que hace que nos aferremos tanto a la vida, como para no comprender que si una persona muere no se puede hacer nada?
No podemos revivirlo, pero lo que si podemos es cambiar nuestra forma de ver la vida, el significado que tiene para nosotros.

Piensa en esto un momento:
Haz imaginado ¿cómo sería la vida de tus familiares cuando TÚ hayas muerto?
Haz pensado ¿qué estoy haciendo, cómo es mi relación con ellos, para que al partir tengan gratos recuerdo de mí?

O ¿Cómo estoy conviviendo con mis seres queridos para al partir, yo no me esté lamentado diciendo: si estuviera vivo, hubiera…..?